martes, 25 de enero de 2011

Arde en la hoguera de su propio vuelo.
Bajo el cuerpo de lumbre ella es el Sol.
Su resplandor la atrae y la convierte
en ceniza.


Viaja a su íntima noche, se asimila
al leve polvo errante de los muertos.



Pero entre lo deshecho se rehace.
Toma fuerzas del caos, se teje en luz
Y amanece en la llama indestructible.


Pacheco